24-01-2013

De universos y políticas


La inevitable cruzada de los tiempos  lleva a que la luna se esconda de sí misma en el desierto planetario del universo, plagado de intensas estrellas que no son más que el destello funerario de la inevitable muerte del tiempo y las cosas. Es significativo pensar y mirar el cielo con cierto desconsuelo humano, con la agonía desesperada de querer alcanzarlo todo como si la distancia del espacio no existiese ¿qué le hizo pensar a Platón de la existencia del topus uranus? Ésta es, quizás (posibilidad en el mundo de las posibilidades), una de las metáforas astronómicas que llevo a la humanidad occidentalizada a buscar respuestas imaginarias en la gran bóveda celeste, pero de preguntas terrenales cargadas de sentido para los hombres cavernarios que esperaron con ansias la luminosidad de la gran estrella. El mito como un conjunto de símbolos cargados de significado representa la construcción social del conocimiento humano, también una política que desafía la dicotomía entre orden y caos. Y es que el ser no da puntada sin hilo para dibujar su propia historia, que está repleta de intencionalidades, porque decir que las cosas suceden naturalmente respecto a un plan divino, sea el dios que sea, pareciera ser de una filosofía de la historia propia de historiadores conservadores del siglo XIX, aunque hoy todavía existen fuerzas reaccionarias dispuestos a hacernos creer de la existencia de un orden natural que nunca podrá cambiar: ricos y pobres viviendo eternamente en contradicción. Sin embargo, la humanidad está en proceso de cambio permanente, es su característica ontológica y lo que permite en nuestra actualidad pensar que el sistema neo liberal puede ser superado, de que la posibilidad del socialismo es cada vez más cercana. Pero, para ello es necesario volver incesantemente al pasado para recoger las experiencias de otros intentos entregándole un sentido contextualizado a nuestro periodo histórico. En este sentido, la Historia entrega una variabilidad de universos que deben ser resignificados para avanzar en esta inevitable cruzada de los tiempos, tal como sucede con el mito de la caverna de platón, toda esa unidad simbólica entregada por los griegos, que ante todo debo aclarar que esto no se trata de otro intento occidentalizante, sino más bien de una preocupación lectora que tuvo sentido en algunas de sus líneas, como lo que sucede con el sabio griego que debe abandonar la contemplación para asumir responsabilidades ciudadanas con la polis, compromiso de gobierno. En esto noté el cruce de ciertas ideas, obviamente con sus claras diferencias, entre el abandono de la contemplación y la tesis once de Marx sobre Feuerbach: “los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. Ésta ha sido una de las grandes frases que Marx nos ha propuesto, pero es necesario ampliar su espectro, ya que los filósofos no tan solo son aquellos quienes estudian hoy profesionalmente la filosofía, sino que todas las personas que se proponen una forma de enfrentar hoy la vida cotidiana. Es decir, que esta frase no está solamente fabricada para los intelectuales, sino para todo aquel o aquella que frente a la necesidad de transformar la estructura política, social y económica del país decide dejar de lado la contemplación para dar paso a la filosofía de la praxis. Esta necesidad manifiesta la construcción de una contra hegemonía para hacerle frente a los vaivenes del gran capital que dispone de la fuerza de trabajo en su devaluación constante. Es que el mito de la caverna puede tener diversos significados dependiendo de quién le entregue su sentido en el intento dialéctico a que nos lleva la incertidumbre del presente para recoger experiencias pasadas y proyectar un futuro al temple de las reivindicaciones que los pueblos necesitan.  Por ello, salir hoy de la caverna a la cual la dictadura y post dictadura nos ha sometido, y así buscar la luz de nuestros tiempos es darle sentido al cosmos, al universo, a las estrellas que fugaces pasan, a los planetas, en fin, es darle sentido a nuestro planeta tierra, a nuestra tierra, a nuestras vidas. 

1 comentario:

rocío dijo...

(Sonará a-lugar respecto del texto)
La posibilidad cierta de la lejanía permite una suave comodidad del profundo sentir en sus más diversos aspectos.
La explotación que estoy viviendo permite tomar conciencia del tiempo, la rapidez y la calma.
Es complicado asumirlo, creo que me costó contigo.
Mezclas en las profundidades de agua azul.

Desconexas las palabras ya puedo dormir.
Tu igual.

Nos veremos algún día compañero.

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