Entrégame el cielo y ponlo en mis manos,
abraza mi calma y siente como las nubes bordean mis dedos rasgados.
Yo te regalo el mar
¿Dónde quieres que repose?
¿En la fuente sabia de tus manos para bañarme en el cuando estés cerca?
Un piquero desde tu dedo meñique.
En otro aniversario deseo un bosque como peluca, pues el desierto que es mi calvicie
ya no tiene sombra.
Los pájaros danzarán en mi cabeza y en cada noche dormirán entre mis orejas,
un despertador barato para cada mañana.
1 comentario:
Parece que los caalleros ya no le piden la mano a la señorita, sino el mundo a algún dios.
ay estos chiquillos.
una que solo pide pasar el frío y fuerza pa' sacar las tuercas al sistema (que está re pesao!).
y no soy poeta ni ná'.
te quiero cabro
cabrillo, servatillo
y ojo que paré que eso de la rutina se va mientras más lo escupes y te mueves... es pensar en cosas distintas, es reirte "de la nada" (aunque tiene más argumento que filósofo alemán).
paré que es cierto que la revolución se hace en cada momento, incluso ahora.
sin puño, ni bandera, ni escudo, ni lema.
la pura acción vestida con la idea.
La niña de los ojos grandes
(o abiertos?)
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