Un joven soldado acaba su mirada donde no trasciende el sol, en lo más oscuro del mundo, un lugar donde se encuentra toda nuestra imaginación atrapada por los sucesos de realidad aparente que se dan a conocer. La imaginación se encuentra en esos dulces lugares cálidos de sombras prolongadas y enormes ríos que bajaban por las pequeñas quebradas de frondoso paisaje. Atrapada no en cuatro paredes, sino en una pared que es el presente, ese presente enigmático que no hace nada más que torturar al hombre a si mismo, que se pierde entre condenadas tinieblas de estructuras de mando con falta de representatividad, que, además, vende a la gente a las transnacionales para que ellos compren, sin dolor, sus propias esperanzas.
Nuestros días que pasan, sin mirar atrás a ese condenado pasado que se interpreta en una Historia llena de conflictos presentes, conflictos que no son parte de mi imaginación, sino que es parte de esa imaginación particular que se generaliza para determinar patrones comunes de conductas. La normalidad, en este caso, vendría siendo el no constructo imaginativo, sino también una cesación de la vida imaginativa que cada persona puede llevar incorporada. Pero, aquella se encuentra atrapada, con falta de rol, esperando a ser incorporada para el hombre y no solo para algunos pocos. Entiéndase que esto no implica un orden en el cual se conjuga una sociedad, sino una habilidad innata del desarrollo conceptual de cada persona y no una limitación implantada por un grupo de personas que quieren controlar nuestras conductas bajo un patrón común que se llama globalización, es decir una idea más de generalización de identidad para ganar en el mercado mundial del consumismo.
En ese entonces, los niños jugaban con los pescados que se encontraban en el río, pronto a copular y a mantener la especie. Con varas de colores perdidos, incesantes, atormentaban aún más aquel riachuelo para atrapar la comida del día, para cocinarlos a un fuego que solamente la leña hacia la función de una cocina portátil que nunca acababa su fuego. Mientras, aquel joven soldado que lucha contra su propia existencia pensaba en los por qué, en los cómo, en los cuando. Su mirada atrapaba las grandes montañas, pensando en que podría haber más allá, pero solo veía una frontera que no puede cruzar porque perteneces a otro mundo, un mundo con nacionalidades que solo alimenta el egoísmo de nuestros propios cuerpos. Una nación, un estado que se enredan en un mismo concepto, pero con múltiples especies que nos separan de todas las demás culturas. Aunque existe ya una cultura para esa particularidad del concepto nación y estado, es la cultura del mundo Coca-cola, del mundo Microsoft, del mundo televisivo, del mundo farandulero, un mundo sin educación en lo que verdaderamente importa a cada uno, sino que implantan una cultura que predetermina el actuar en la esperanza de siempre poder adquirir alguna cosa novedosa. El mundo se encuentra mal y las guerras por obtener lo preciado para el control del mercado es la ayuda para seguir destruyéndolo. El mundo se encuentra mal y el odio aumenta con la información que entrega la televisión sobre determinados grupos revolucionarios que anhelan un mundo mejor. La televisión deforma lo que se construye, construye grietas en tú imaginación, mientras ese sol de información que se expande por las fisuras contamina tu cuerpo llevándolo a la misma nada. Inmovilidad.
Y el viento se despeja cuando el joven soldado se apega a una imaginación que le hace caminar los pasares más desconocidos en sus tierras, en donde se cobijan los naturales y se realizan libremente, una forma anárquica de vida, pero una realidad que no ha creado aquel concepto, por lo cual, entonces, la anarquía sería una mentalidad que se fundamenta en una realidad moderna, donde los tiempos exigían otras realidades, mientras, los naturales hacen de sus vidas formas de realización no vinculantes. Pero, los cerros de una demente intelectualidad pronto venían en camino, un tiempo que reemplazo las formas de vida, implantando el orden de una sociedad privilegiada por el servilismo que merecían los españoles por ser hombres de bien. Hombres de bien que nos dejan con sus enfermedades, en la forma más minúscula, pero que trajo agravios para aquellos naturales que no conocían el sometimiento. Engañados y rendidos cayeron en un sistema mercantil que les trajo duras experiencias de vidas que se resume en la explotación arbitraria de la mano de obra que suponían los españoles, en mayúscula. Mientras, el joven soldado entraña su mirada en las soledades de la oscuridad, una oscuridad donde se encuentran las batallas finales de sociedades que luchan por no servir a su desconocido amo, que le pide servicio personal y comunidades jerarquizadas donde se encuentran los que trabajan y los que se enriquecen con ese trabajo ¿Acaso tienen sus manos atadas a su yo, por entonces no se esfuerzan? O, a lo mejor, ustedes sueñan en un mundo posible, pues, yo sueño en otro mundo, un mundo imaginado por nuestras propias personas, donde exista la verdadera igualdad y no un mundo monopolizado por el poder, donde la realidad vivida por el que trabaja a favor de la nación no encuentra su tranquilidad en su casa, con su pequeña sociedad, sino que sus esperanzas se transforman a una suerte que solo puede ser imaginada por él y no por aquellos que crean su mundo atolondrado. Y los días pasan.
Aquella vida trajo las penas de las nubes, las cuales respondían a lluvias contra la muerte de la propia naturaleza, pero las nubes se disipan y el sol da muestra de todos los maltratos que ha dejado los años de colonialismo. Un colonialismo que liberó a pueblos de poderes centrales netamente marcados en algunos imperios, pero que dejo de muerte a la gran parte de este lejano territorio, lejano siempre de acuerdo a la posibilidad de comprender nuestras costumbres territoriales ancestrales, una lejana distancia de comprensión. En este sentido, no es necesario nombrar la idea de liberación, ya que nos entregaron una estructura de sociedad en la cual nos dejaron atrapados como en un laberinto que no tiene salida y, menos, paredes donde descansar de las tantas injusticias que se enmarcan en una Historia que solamente justifica la realidad, el orden de lo establecido. Por esta razón, muchos se encuentran atrapados en las paredes de su propio tiempo, y poco a poco ya no han podido movilizarse dentro del espectro imaginativo de otro mundo posible, sino que ante todo el sometimiento a una estructura social jerarquizada y que emana una justificación injusta sobre lo justo.
Nuestros días que pasan, sin mirar atrás a ese condenado pasado que se interpreta en una Historia llena de conflictos presentes, conflictos que no son parte de mi imaginación, sino que es parte de esa imaginación particular que se generaliza para determinar patrones comunes de conductas. La normalidad, en este caso, vendría siendo el no constructo imaginativo, sino también una cesación de la vida imaginativa que cada persona puede llevar incorporada. Pero, aquella se encuentra atrapada, con falta de rol, esperando a ser incorporada para el hombre y no solo para algunos pocos. Entiéndase que esto no implica un orden en el cual se conjuga una sociedad, sino una habilidad innata del desarrollo conceptual de cada persona y no una limitación implantada por un grupo de personas que quieren controlar nuestras conductas bajo un patrón común que se llama globalización, es decir una idea más de generalización de identidad para ganar en el mercado mundial del consumismo.
En ese entonces, los niños jugaban con los pescados que se encontraban en el río, pronto a copular y a mantener la especie. Con varas de colores perdidos, incesantes, atormentaban aún más aquel riachuelo para atrapar la comida del día, para cocinarlos a un fuego que solamente la leña hacia la función de una cocina portátil que nunca acababa su fuego. Mientras, aquel joven soldado que lucha contra su propia existencia pensaba en los por qué, en los cómo, en los cuando. Su mirada atrapaba las grandes montañas, pensando en que podría haber más allá, pero solo veía una frontera que no puede cruzar porque perteneces a otro mundo, un mundo con nacionalidades que solo alimenta el egoísmo de nuestros propios cuerpos. Una nación, un estado que se enredan en un mismo concepto, pero con múltiples especies que nos separan de todas las demás culturas. Aunque existe ya una cultura para esa particularidad del concepto nación y estado, es la cultura del mundo Coca-cola, del mundo Microsoft, del mundo televisivo, del mundo farandulero, un mundo sin educación en lo que verdaderamente importa a cada uno, sino que implantan una cultura que predetermina el actuar en la esperanza de siempre poder adquirir alguna cosa novedosa. El mundo se encuentra mal y las guerras por obtener lo preciado para el control del mercado es la ayuda para seguir destruyéndolo. El mundo se encuentra mal y el odio aumenta con la información que entrega la televisión sobre determinados grupos revolucionarios que anhelan un mundo mejor. La televisión deforma lo que se construye, construye grietas en tú imaginación, mientras ese sol de información que se expande por las fisuras contamina tu cuerpo llevándolo a la misma nada. Inmovilidad.
Y el viento se despeja cuando el joven soldado se apega a una imaginación que le hace caminar los pasares más desconocidos en sus tierras, en donde se cobijan los naturales y se realizan libremente, una forma anárquica de vida, pero una realidad que no ha creado aquel concepto, por lo cual, entonces, la anarquía sería una mentalidad que se fundamenta en una realidad moderna, donde los tiempos exigían otras realidades, mientras, los naturales hacen de sus vidas formas de realización no vinculantes. Pero, los cerros de una demente intelectualidad pronto venían en camino, un tiempo que reemplazo las formas de vida, implantando el orden de una sociedad privilegiada por el servilismo que merecían los españoles por ser hombres de bien. Hombres de bien que nos dejan con sus enfermedades, en la forma más minúscula, pero que trajo agravios para aquellos naturales que no conocían el sometimiento. Engañados y rendidos cayeron en un sistema mercantil que les trajo duras experiencias de vidas que se resume en la explotación arbitraria de la mano de obra que suponían los españoles, en mayúscula. Mientras, el joven soldado entraña su mirada en las soledades de la oscuridad, una oscuridad donde se encuentran las batallas finales de sociedades que luchan por no servir a su desconocido amo, que le pide servicio personal y comunidades jerarquizadas donde se encuentran los que trabajan y los que se enriquecen con ese trabajo ¿Acaso tienen sus manos atadas a su yo, por entonces no se esfuerzan? O, a lo mejor, ustedes sueñan en un mundo posible, pues, yo sueño en otro mundo, un mundo imaginado por nuestras propias personas, donde exista la verdadera igualdad y no un mundo monopolizado por el poder, donde la realidad vivida por el que trabaja a favor de la nación no encuentra su tranquilidad en su casa, con su pequeña sociedad, sino que sus esperanzas se transforman a una suerte que solo puede ser imaginada por él y no por aquellos que crean su mundo atolondrado. Y los días pasan.
Aquella vida trajo las penas de las nubes, las cuales respondían a lluvias contra la muerte de la propia naturaleza, pero las nubes se disipan y el sol da muestra de todos los maltratos que ha dejado los años de colonialismo. Un colonialismo que liberó a pueblos de poderes centrales netamente marcados en algunos imperios, pero que dejo de muerte a la gran parte de este lejano territorio, lejano siempre de acuerdo a la posibilidad de comprender nuestras costumbres territoriales ancestrales, una lejana distancia de comprensión. En este sentido, no es necesario nombrar la idea de liberación, ya que nos entregaron una estructura de sociedad en la cual nos dejaron atrapados como en un laberinto que no tiene salida y, menos, paredes donde descansar de las tantas injusticias que se enmarcan en una Historia que solamente justifica la realidad, el orden de lo establecido. Por esta razón, muchos se encuentran atrapados en las paredes de su propio tiempo, y poco a poco ya no han podido movilizarse dentro del espectro imaginativo de otro mundo posible, sino que ante todo el sometimiento a una estructura social jerarquizada y que emana una justificación injusta sobre lo justo.
2 comentarios:
las miradas de aquellos nuevos historiadores que son capaces de ver el tiempo que se oculta dentro de este tiermpo acelerado, podrían ser capaces de levantar soldados dispuiestos a emprnder la marcha hacia las ciudades olvidadas que en piedra se levantaron y en cuevas refugiaron. existe ayá, una quebrada fertil que cae en el mar, sus paredes soportan el tiempo. aya se reunen los soldados para levantar el desierto del pensamiento humano
Estaba fatal.
Aquel día solo habia ido a la escuela y no tenía nada que ver con sus manifestaciones histéricas de cambio social.
Un vacío mamón y profundo en su interior cortaba los labios como una navaja afilada con engreídas rabias.
Ni siquiera quizo ir a bailar, los ríos de las calles innundaban sus ojos de lagrimas y sola caminó hasta el metro y hasta la micro y hasta la casa.
Su cabeza repleta de ideas germinando, de ideas ya alimentadas con información.
Se acerca la primavera y flores exóticas brotarán y su marca dejarán en adelante.
los proyectos serán concretados y el bláblá tapado con acciones concretas.
del texto al campo.
(dicen que algunas se encantan con sus letras!)
me encantas!
y aun no me cantas!
pero a mi me encanta cantar..
y..crear.
buenos-valpos-dias-aquellos
te hecho de menos!
muchos besos lindos!
(leí todo el texto)
más besos
chau
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