Las cuentas se dan por sí solas como en el agujero aquel donde las palomas salen a cobrar venganza de su inmadurez inoportuna, casi incurable.
Los días pasan rápidos entonces las nubes de plumas inoloras se calzan en costados como ese fierro cerca del techo mojado y quesbradiso. Y estos recuerdos son ilusos, o se dan a perder, con el correr de los años indomables como aquel toro.
Las castañas resuenan descubriendo el dulce otoño mojado y gris. Las palomas perdieron su lugar en el mundo de las plazuelas. Si siente el disgusto y la rabia comenzará a divulgar el sin razón de un porqué.
Es posible que de todas maneras se sientan los ruidos de un despertar estrellado, acalorado. En los cielos llueven estrellas como aquellas dinamizadas por el suelo torrentoso.
Un otoño claro y oscuro, como tus ojos de prescencia, me llevan amordasando besos de un calor sólido. Tus labios inspiran la música intocable. Tus manos la gracia divina de morir, tus brazos enroyando mi espalda, tu cuerpo amagando la soledad.
Es lo serio es lo que da bagaje de ausencia, las pertinencias se dejan de lado cuando te veo, pero, el buscarte/verte me atañe en sorpresiva inmadurez de semilla. Las ancias mayores me buscan de porfía y tú, ahí acostada sin saber de que, aunque en un centímetro me gusta oírte.
1 comentario:
un café amargo.
Una paloma humeda..
y una hoja que ya crujió.
Pero faltan elementos!
las callecitas se preparan para ser pisoteadas durante la noche.
Sólo los valientes logran aferrarse a sus lápidas de cemento y en ellos pernoctar sin saliva.
(he ahí el resultado de un fomingo)
Nos vemos!
Besos
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