06-11-2007

En medio de una larga calle

Sentados en una mesa nos encontrábamos, nos miramos un par de segundos, mientras la seguidilla de nubes que tapaban y destapaban al risueño sol de esa tarde era como nuestros dulces pero fríos encuentros. No sé por qué estaba ahí contigo, no sé por qué acudía siempre al mismo lugar, creo que solamente para intercambiar un par de miradas, a lo mejor quería saber si aún seguías ahí, saber solamente que no eras la ilusión de un mundo ilusionado.
Eran tardes enteras pensando en la excusa posible para intercambiar un par de palabras sin que mi torpeza arruinara el momento que he deseado por estos dieciséis días que llevo reiterando mis visitas que ya parecen cómicas y paranoicas. Tardes enteras miraba tu ovalado rostro, tu sonrisa perfecta que me atrapaba en un mundo en el cual quería pertenecer, el tuyo. Esto es lo que verdaderamente me inspiras.
Quisiera pensar que nada fuese como lo pienso, pensar es mi realidad y necesito soñar para por lo menos saber que mi vida es una imaginación, pero se me niega el poder descubrirlo porque la realidad, según dicen, inspira la objetividad de esa ciencia y yo no soy un hombre científico.
¡Debo actuar por mis propias ocurrencias!
Pero que más da si aún no me derrumbo a un intercambio profundo de palabras y todo este tiempo que no se detiene, por todo el movimiento y cambio, me ha limitado a decir majestuosa y falsamente (sabiendo que quisiera estar ahí todo el tiempo que estimes conveniente): hola, gracias y chao, con una sonrisa que más teme que deleita. Me siento tan falso al no confesar y llevar en mi interior, sin expulsar, las letras ambiciosas de dirigirme hacia usted solamente con el fin de explicar todo lo que me atrae. En fin, quizás nunca me atreva, pero es una cuestión de tiempo porque es ahí donde se encuentra el cambio, mi pequeña revolución en la decisión de mi conciencia.
Ese día, con la acción revolucionaria en su clímax, la tarde era hermosa pero el frío jugaba en contra. Una tarde de caravanas pensaba, en donde los silenciosos árboles eran mis confesados amigos que con sus ramas estiraban la sabiduría de sus mudas palabras, sospechosos consejos que solo yo podía escuchar sin haber fumado antes esa preciada planta que te ata en un mundo sin imaginación, destruyendo las fronteras de toda la realidad, llevándote a mundos que no conoces, descubriendo el misterio más interno que se encuentra delante de nuestros propios ojos. Un sin fin de mundos que solo se pueden conocer en un mundo.
Las cosas no funcionan bien, y se nota, porque las cruces que te despiertan de noche acaban en la sangre que rodea las paredes de esta cruel habitación donde me deje vivir muriendo en la soledad, sin ella.
Hoy, como siempre, los días acaban con ese sol que no me deja dormir y el sueño habla lo que necesito, cuando las horas no son horas, como miradas fugaces de un ciego que busca en la oscuridad lo que podría estar presente, sintiendo que la angustia es una forma de vida viable pero poco confiable. Así eres tu nena, como mi mirada perdida en el susto que de madrugada abre mis pupilas reiterándome que sigo estando solo, buscándote entre la selva del espacio. Y te necesito como esa luz que busca el ciego en medio de la oscuridad, que se vuelve la noche de sus días, los días en las noches.
Vamos, necesito que me mires ahora para saber que me has elegido, por lo menos la excusa para dirigir sencillas palabras. Perdido busco tu mirada en medio de la gente que come para no perder el día, en momentos me fijo donde estas parada pero me buscas como yo te busco y en el cielo las nubes se pierden para poder detallar tu figura que necesito para no perder otro día de intento. Otro día más y el diecisiete no quiere encontrarse con el si mismo y te veo pero no puedo calzar tu mirada mientras tú me miras y yo rehúso en perder la mía. Esto es como un juego que no quiero ganar, una adivinanza sin palabras, una poesía sin sentimientos transformados, una canción sin músicos. Es como tener una casa y no vivir en ella, es como mirar tu rostro sin llegar a los ojos, pero, como siempre, eres solo la ilusión maravillosa de mi fantaseada vida que busca donde no hay nada, pero que necesita encontrar algo, sin ese algo todo se vuelve miserable como en aquel sueño donde me miraste fijo y yo temblé de miedo, casi perdido, buscando tu mirada donde no lo estaba.

3 comentarios:

rocío dijo...

ay kerido no se de quien estarás tan enamorado pero se te ve bien.

Acá las cosas son decadentes, santiago es una mierda y lo tengo decidido.
es por eso que esta semana tenía la intención de aparecerme por algun sector de la costa, pero está terminando la joda de semana y el inicio de un agotador y rutinario quehacer escolar vuelve a su ritmo.

Manifiéstate de alguna forma!
y es cierto, tenemos que conversar de la vida un rato.

besos, adios.

Rocilein... dijo...

Que lindooo =)

Anónimo dijo...

lindo lindo ;)

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